viernes, 4 de octubre de 2013

Blas de Lezo en el Museo Naval de Madrid

Resulta, sin duda, enigmática, la relación que tenemos los españoles con nuestra Historia. Será porque la reconciliación tras nuestras contiendas civiles ha dejado a menudo costuras incompletas, o porque los nacionalismos periféricos han generado campos gravitatorios de los que no ha salido indemne el relato histórico; el caso es que la corrección política o la pereza intelectual nos han ido lastrando con grandes ángulos ciegos en la visión de nuestro pasado.

Es el caso de la primera mitad del siglo XVIII y de figuras como la de Blas de Lezo. En los primeros años del siglo tuvo lugar el advenimiento de la monarquía borbónica, la guerra de Sucesión (de rabiosa actualidad en estos días en que hay quien quiere convertirla retroactivamente en guerra de Secesión) y el Tratado de Utrecht que, trescientos años después, sigue dando pie a encendidos episodios estivales de quítame allá esas patrulleras o esos bloques de hormigón.

En su magnífica exposición sobre Blas de Lezo, el Museo Naval nos ayuda a rememorar algunos de los acontecimientos y personajes peor conocidos de aquel tiempo. Blas de Lezo fue una figura extraordinaria: manco, cojo y tuerto por las heridas recibidas en acciones navales desde los 25 años (lo que le hizo merecedor del sobrenombre Mediohombre), su biografía está trenzada con la de la historia militar española tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. Ninguna de sus acciones fue tan decisiva como la defensa de Cartagena de Indias frente a la armada británica del Almirante Vernon en 1841. Se trató del mayor despliegue naval británico hasta el desembarco de Normandía: cerca de 30.000 combatientes y dos centenares de barcos frente a fuerzas españolas mucho más reducidas. La exposición presta a la batalla una gran atención, recreándola en un estupendo vídeo que no se debe uno perder.

Blas de Lezo murió pocos meses después de la batalla y, para no faltar a otra de las pautas que solemos practicar, fue denigrado y condenado al olvido por el gobernante del momento, Felipe V. El Museo Naval, con su tradicional empeño en iluminar esos ángulos ciegos de nuestra historia naval, nos ha hecho a todos el favor, y a Blas de Lezo la justicia, de volver a traerlo ante nosotros.

La exposición puede visitarse hasta el 13 de enero en el horario habitual del Museo, de martes a domingo de 10 a 19 horas.










10 comentarios:

  1. Estupenda pinta. Habrá que ir a Madrid. Veremos, veremos...

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  2. Genial, Arturo, esta no me la pierdo! Justamente ahora que acabo de leer la magnífica novela sobre este fabuloso personaje tan olvidado y desmerecido que bien merece un recuerdo. La novela es la de Jose Vicente Pascual, cuya reseña saldrá próximamente en Hislibris.

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  3. A ver si un día coincidimos por aquí, Íñigo.

    Ario:¿qué novela es? He mirado en Google y no doy con ella.

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  4. Buenos tardes Arturo

    Gracias por tu excelente entrada dedicada a la exposición de http://blasdelezoexposicion.com/ ahora te animamos a visitar http://pacificoexposicion.com/ y es que el Museo Naval redobla esfuerzos en difundir nuestra historia.

    Te agradecemos tu visita y su difusión. Un cordial saludo

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  5. Gracias a vosotros por vuestra labor. Desde luego, no me perderé la exposición del Pacífico. Ya veréis alguna referencia por aquí.
    Saludos cordiales.

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  6. La historia completa y rigurosa en www.labatalladecartagenadeindias.com

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  7. El libro tiene un aspecto de lo más apasionante, ciertamente.

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  8. Últimamente he leído varias cosas sobre este personaje singular. Aunque sea con tantos años de distancia, bienvenida sea la memoria y su justicia. Besos.

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  9. Besos, Isabel. Me alegra mucho que nos veamos el 24. Me encantará participar en la presentación.

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  10. Caro amigo, gracias por la recomendación y por la reflexión sobre nuestro patrio olvido, endémica enfermedad que literalmente nos tiene perdidos en el curso de la historia... También estos días pensaba lo poco que sabemos de nuestros conquistadores. Hay una extraña contradicción para mí en mi educación escolar. Cuando yo estudiaba en el colegio aún vivía Franco y su idea de Imperio y esas vainas y sin embargo, en el colegio se pasaba de puntillas sobre nuestra historia en Hispanoamérica y nadie nos hacía estudiar las gestas de un Cabeza de Vaca o un Pizarro, a quienes, por cierto, no es lícito juzgar hoy con parámetros actuales sino contemporáneos suyos. Así también me parece que se ha dado muy poca atención al hecho del quinto centenario del descubrimiento del Pacífico por Núñez de Balboa. Una gesta increíble y un explorador que más parece sacado de la ficción que de la realidad. Y aquello sucedió hace “sólo” 500 años… “sólo”, sí, que es que a mí la verdad me parece nada. Apenas diez veces mi propia edad, que se me ha pasado en un suspiro… En fin, espero en unos días leerme “La gran divergencia”, último de los libros que tengo de Peter Watson (un historiador para mí extraordinario, autor de dos volúmenes eruditos y enciclopédicos pero escritos para el más común de los mortales, yo mismo, verbi gratia: “Historia intelectual del siglo XX” e “Ideas. Historia intelectual de la humanidad”). El nuevo libro aborda el porqué de que el desarrollo de Europa y el de América divergieran y resultara que unos llegaran a los otros y no al revés. Promete.

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